Partido dramático y angustioso el que se vivió en Cornellá el pasado jueves. El Espanyol recibía en la última jornada de este nefasto 2012 al Deportivo de la Coruña, en una de esas jornadas que suelen decirse que valen 6 puntos; los tres que puedes ganar tú y los tres que deja de ganar el rival. Se enfrentaban penúltimo contra último y a ambos tan solo les servía el triunfo para salir de las posiciones de descenso. Si bien los dos conjuntos llegaban al match con unas rachas de 6 jornadas sin conocer la victoria, los estados anímicos no parecían estar tan equiparados: el Depor de Oltra és el equipo más goleado de la primera división (37 goles) evidenciando carencias muy importantes en el aspecto defensivo, siendo un equipo excesivamente veterano y sin frescura. El Espanyol en cambio, parece haber recuperado el autoestima con la llegada de Javier Aguirre y con la gran inyección de moral que supuso el gran punto conseguido en el Bernabéu la pasada jornada. El estilo de juego de los pericos no es brillante ni vistoso, pero como mínimo juegan a algo.
Aguirre volvió a apostar por un equipo físico y experimentado repitiendo el mismo once que dio la sorpresa ante el Real Madrid con el único cambio de Capdevila que entró por el joven Víctor Álvarez. Kiko Casilla repetía bajo palos después de que Cristian Álvarez no se recuperase de las molestias físicas que ya le impidieron jugar en Chamartín. El partido empezó con dominio visitante, muestra de ello es que antes del segudo 30 el Depor ya había lanzado un córner. En estos primeros compases también se constató claramente el sistema de juego de Aguirre: equipo replegado, líneas juntas y Sergio García en plan náufrago. Fue el del Bon Pastor, en el minuto 4, quien dispuso de una clara ocasión para adelantar a los locales en el marcador al disparar desviado a la meta de Lux tras un gran desmarque y mejor dribling. En la jugada siguiente se reclamó penalty sobre el mismo Sergio García en una acción dónde Aithamy zancadillea involuntariamente al delantero perico. Velasco Carballo no apreció nada y dejo continuar el juego. El Deportivo lo intentaba con llegadas sin mucho peligro y con alguno de los muchos córners que lanzó. El encuentro estaba trabado, sin brillantez y con alternativa en el dominio del contragolpe. El Espanyol, muy atrasado, creaba peligro cuando la conexión Verdú-Sergio García aparecía o en algunas jugadas aisladas de Simao o de un Wakaso que dio síntomas de mayor serenidad y más contemporización en sus acciones.
Cuando se llegaba a la media hora de juego Simao se inventó un auténtico golazo de vaselina con la cabeza tras un rechace de Lux a un centro de Mubarak, el portugués con una gran categoría y una enorme sangre fría introdujo la pelota por el único sitio que podía entrar. El gol encendía la grada de Cornellá, maltratada por la LFP y por Mediapro en la vergonzosa asignación de horarios. El partido tosco y físico que se estaba viendo se decantaba para los locales. En el 38' Riki pudo empatar el encuentro en un mano a mano con Casilla dónde el delantero deportivista no acertó al definir. Al filo del descanso, un aclamado Sergio García, pudo sentenciar el partido en una rápida acción culminada con un disparo raso y colocado que Lux envió a córner. Los gritos de <<Falete, Falete>> ya se escuchaban en la grada y en él parecían depositarse las esperanzas blanquiazules.
La reanudación empezó con la sustitución de Baena por el apercibido Víctor Sánchez. Para Aguirre es indispensable acabar con 11 hombres todos los partidos, por eso sacrifica a los jugadores con cartulina amarilla, especialmente a los de medio campo y también considerando si resta o no tiempo considerable de partido. Parece que esta decisión le está dando buenos frutos al equipo y que las numerosas expulsiones de inicios de temporada parecen controladas. El Espanyol salió fresco y en los primeros compases del segundo tiempo se mostró muy activo e incisivo en tres cuartos de campo. Simao pudo haber marcado en una acción colectiva pero el portugués no pudo definir de forma limpia. Los pericos dominaban pero no cerraban el partido y eso hacia crecer la ansiedad en el equipo y en la grada. Con un Forlín muy espeso en la creación, el juego de los locales nacía en pases interiores de los centrales a Verdú o Sergio García y en el dinamismo y trabajo sucio de Simao y Mubarak. Con el transcurso de los minutos el partido se abría y el Depor buscaba meterse en el partido creando peligro gracias a que el Espanyol ya no era un equipo tan compacto y la distancia entre líneas había aumentado. Pese a ello la zaga local estuvo atenta y muy acertada en las aproximaciones del Depor, destacando la labor de Colotto en el corte y en las jugadas aéreas.
En el 62' Baena desaprovecho un buen contragolpe disparando desviado. Los pericos seguían sin cerrar el encuentro y el Depor comenzaba a dominar claramente el tempo del partido instalando el miedo en CornePrat, el Espanyol daba claros signos de nervios, ansiedad y mucho cansancio. Aguirre movió ficha en un cambio sorprendente que finalmente fue muy productivo; el hombre de la mascara, Stuani, sustituyo en el 78' a un ovacionado Wakaso.
Oliveira pudo empatar en un uno contra uno con Kiko Casilla que no supo definir con solvencia y donde el arquero perico acabo desviando para alivio de la hinchada. Del posible uno a uno se paso al dos a cero final. Stuani certificó la ansiada victoria gracias a un gol de delantero centro nato; cazo un centro de Baena en el limite del área, se revolvió tras un magnifico control y definió cruzado haciendo imposible la estirada de Lux.
El éxtasis llegaba a la grada perica que podía cerrar el 2012 con una victoria para la esperanza y que hace sacar a flote a un equipo que muy duro tendrá que trabajar para seguir en la élite de fútbol español. Las perspectivas son positivas: el equipo puede competir, está unido y tenemos un entrenador con un mensaje muy claro y con una forma de trabajar que parece ser la correcta en el contexto en el que se encuentra. Solo resta retomar aire y volver en el 2013 con energía para afrontar un 2013 que se augura complicado.
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